¿Qué hacemos?

viernes, 29 de mayo de 2020

Tomar distancia

Buenas tardes. Hoy les compartimos un texto de Alejandra Boero Serra que tiene una particular relación con el modo en que elegimos de establecer los vínculos interpersonales. Desde una perspectiva que atenta contra el sentido común nos invita a repensar, siempre desde la literariedad, alternativas coherentes con un sentido profundamente humano. De alguna manera la pregunta es qué pasa en el cuerpo a la hora de decidir, entendiendo al cuerpo como un proceso vital donde se encuentran, entre otros, factores psicológicos y sociales.
Por otro lado, un aspecto que entra en tensión es la idea de deseo, pero no cualquier deseo, sino el que se construye en lo más íntimo de la soledad. Ese deseo castrado por la cultura que, generalmente, nos invita a desear pero, siempre, en compañía de un otro. Además, esta lectura nos reserva otro aspecto fundamental que es el de pensarnos con deseos y libertades en medio de la emergencia sanitaria que atravesamos.
Al texto de Alejandra lo acompaña, un bellísimo collage realizado por Inés Roldán de la ciudad de Rafaela. Inés, a su vez, con su arte, que se expresa por sí mismo, propone una distancia que a su vez carga la vida de otras entidades que circulan por fuera de la monotonía y la velocidad. 









Tomardistancia.

         Eso nos decían, de chicos, en la escuela, cada vez que debíamos formar fila: levantar el brazo, extenderlo hacia el hombro del compañero y marcar el espacio -la distancia- y mantenerlo en nuestro camino hacia el aula o hacia la salida. Ese orden y esa medida -la distancia-disciplinaria ¿qué lección muda transmitía?. Siempre pensé y sentí -¿por qué no puedo con estas distancias que serían, por momentos, tan sabias y asépticas?, ¿por qué no sólo pensar?, ¿qué se juega en el cuerpo cuando las ideas vienen a gotas o en tropel?-que junto con ese pulcro guardapolvos blanco ese gesto también era uniformar sin comprometer las emociones. Siempre sentí que no me sería posible.

          Décadas después intuyo que lo que esas maestras querían es que respetásemos un espacio -el propio y el ajeno- para respirar allí el compromiso, la responsabilidad y el riesgo que conlleva la libertad. La propia y la ajena. Los límites para preservar la elección -donde hay opciones la libertad crece- de acercarse o retroceder. El respeto por el propio deseo y la gestión del deseo del otro - tan esquivo, tan ciego o estrabigo ante nuestra mirada, tan abierto a sus propias posibilidades.
      
         ¿Qué distancias nos acercan hoy?.  ¿Cómo protegemos y acogemos esa línea -en apariencia vacía- en donde movemos el peso de nuestros anhelos?. ¿Qué libertad nos permitimos?. Guarecernos frente a una pantalla, hacer guiños de (des)aprobación con likes y bloqueos. Quedarnos en el coto -¿seguro?- de nuestra habitación propia. O salir al encuentro que pruebe el amor que resistimos, el respeto que merecemos, la mirada que esquivamos, la escritura que nos delata, laslecturas que (so)portamos

           

     Alejandra M. Boero Serra. De Rafaela, Provincia de Santa Fe, Argentina, por casualidad. Peregrina y extranjera por opción. Lectora hedónica por pasión y reflexión. De profesión comerciante por mandato y comodidad.  Profesora de lengua y literatura por tozudez y masoquismo. Escribidora, de a ratos, por diversión (también por esa inimputabilidad en la que los argentinos nos posicionamos, tan infantiles a veces, tanto y sin tanto, siempre)





1 comentario:

  1. Siempre he amado tener y contemplado con admiración a ese estilo de hablar(escribir) y como ver la vida. (Ver lo q hay adentro, no sólo lo de superficial)

    ResponderEliminar